La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002), definió el sedentarismo como la ausencia de la actividad física necesaria para que el organismo humano se mantenga en un estado, saludable y lo ubica como un factor de riesgo y causa del incremento de la mortalidad, morbilidad y discapacidad en el mundo actual.
Como se sabe, el sedentarismo es un factor de riesgo independiente que puede ser estudiado en su esencia como un fenómeno de la vida contemporánea que tiende a arraigarse en los individuos como actores sociales, condicionados por factores de índole social, cultural, económicos y laborales, que causan efectos directos e indirectos en el ámbito fisiológico, psico- lógico y social de las personas y, representan por su magnitud y trascendencia un problema de salud social al condicionar y agravar enfermedades no trasmisibles como las afecciones cardiovasculares (reconocidas a nivel mundial como la primera causa de mortalidad) las patologías osteomusculares, el cáncer, la diabetes y la obesidad, entre otras.
Venezuela no escapa de tener una incidencia alta en enfermedades cardiovasculares. Las enfermedades osteomusculares son la principal causa de morbilidad en el medio laboral, así lo reporta el Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laboral (INPSASEL), para los años 2005 al 2007, y la obesidad es otro fenóme- no evidente con una incidencia alta en toda la población. Existe un paralelismo creciente entre obesidad y tasa de sedentarismo de la población (Bensimhon, Krraus & Donahue, 2006) y el sedentarismo o falta de actividad física casi siempre está presente acompañando a todas las enfermedades crónicas.
En la realidad que nos circunda como país La- tinoamericano, se habla que Venezuela es una región señalada por ser injusta o inequitativa en lo que respecta a la eficiencia de la distribución de los ingresos, las oportunidades de trabajo en la población y por otro lado, se advierte una gran deficiencia en las estrategias de llevar el conocimiento a todos y cada uno de los actores sociales. En el ámbito de salud este fenómeno se hace incuestionable en todos sus contextos, trayendo como consecuencia que no sea posible alcanzar uno de los derechos fundamentales de todo ser humano como es “el disfrute del máximo nivel de salud posible…” (OMS, 2007).